LAGUNA DE GREDOS

martes, 31 de julio de 2012

LOS SEGADORES


Con la llegada del mes de julio se acentuaban los trabajos del verano, y así se empezaba segar la cebada, después el centeno y a continuación el trigo. Para hacer estos trabajos llegaban los segadores que procedían generalmente de la provincia de Toledo y casi siempre hacían su trabajo en la misma casa, es decir que si este año lo hacían en casa de “tío” fulano o “tío” mengano, al año siguiente repetirían en la misma casa. Así por ejemplo yo recuerdo una cuadrilla que venía de Navalcan (Toledo), y que lo venía haciendo desde tiempos de mis abuelos y después lo hacían en casa de mis padres. También había otros segadores que eran de un pueblo cerquita de Salobral, (Solosancho) pero estos siempre contrataban la siega  a destajo, es decir que llegaban a un acuerdo con el dueño de  los cereales y ponían un precio por la totalidad de la siega y así no dependían de nadie y de esta manera,  cuanto  antes terminarán la siega, ante cobraban lo acordado y estarían libres para concertar otro trabajo. Pero los destajos siempre eran muy duros, las cuadrillas de los destajeros, se quedaban a dormir en el corte, es decir dormían en los rastrojos y la jornada empezaba antes de que fuera de día y siempre terminaba de noche. En Salobral había dos casas de labor  “grandes”, estas eran de los que por aquella época se les llamaba “señoritos” Dª Herminia Salvadios y D. Miguel Castillo, en los dos casos eran los grandes terratenientes de pueblo y siempre contrataban la siega a los destajeros de Solosancho. En estas dos casas había un gran número de criados, que dirigidos por un “mayoral,” eran los encargados de realizar las labores de la labranza, tales como hacer  los barbechos y la siembra así como acarrear la mies a la era donde se procedía a trillar y limpiar el grano para después llevarlo al granero. También contrataban a los agosteros y trilliques, que hacían su servicio los días que duraba el verano.-

1 comentario:

  1. Me gusta tu blog, y me uno a ti en todas las entradas que firmas. No es algo baladí esto que haces, todo lo contrario. Rindes un homenaje constante a los pueblos y sus gentes: a las de hoy que recuerdan con añoranza tiempos pasados, y a los de antes que nos enseñaron una cultura que, por mor de las nuevas tecnologías, desaparece sin remedio. Un apena. Dentro de poco, ya prácticamente, nuestros adolescentes no sabrán lo que es una guadaña, una trébede, una noria, un cangilón, una artesa... Y qué decir de las costumbres. Todos debemos agradecerte que nos muestres con palabras de la tierra las faenas de antaño. Mi agradecimiento ya lo tienes.

    Un abrazo.

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